25 de marzo de 2016

Escapada a Cadaqués

Semana Santa tempranera, estamos a finales de marzo y toca elegir destino donde pasar unos días con la furgo. Ante la tentativa de Noemí con su "¿te apetece que hagamos algo estos días? " , mi única respuesta era un SÍ.



Nos decidimos por la Costa Brava, las predicciones no daban un sol deslumbrante, pero tampoco era necesario para un poco de no hacer nada y desconectar de la rutina, del estrés del día a día y cambiar el ritmo.


El sitio elegido: Cadaqués. Un pueblo costero, moderno y con un toque artístico importante; Pablo Picasso, Salvador Dalí, Federico García Lorca, Luis Buñuel, Antonio Pixot o Eugeni d'Ors son varios de los artístas más célebres que quedaron enamorados de este rincón costanero.....como íba yo a ser menos!!!

Imagen obtenida en Google
Las opciones para furgo que conocíamos no eran muchas. Existe un único camping Cadaqués que parece ser bastante básico pero que está a unos 15 minutos andando del pueblo; y también la opción de aparcar libre en la playa de la misma zona conocida como la Playa S'Arenella o al lado la Playa de la Confitera. Realmente son zonas poco prácticas, no hay servicios, no hay bar y es un ir y venir de gente que camina haciendo el conocido Camí de Ronda....la ventaja: unas vistas espectaculares.(OJO PUESTO QUE CADAQUÉS ESTÁ CONSIDERADO UNA DE LAS POBLACIONES MENOS FURGOFRIENDLY DE LA ZONA)


El primer día tras aparcar hacemos un tramo del Camí de Ronda disfrutando de las vistas que hay de camino a Cadaqués.


Una vez en el pueblo se trata de callejear por sus empinadas y adoquinadas calles (el rastrell es el pavimento original de la época medieval que se conserva a día de hoy en el casco antiguo). Cadaqués respira un ambiente donde todo parece estar en un medido orden. Tiendas de autor, mucha galerÍa de arte, mucha venta de moda que alguna tiene parte de originalidad y, por tanto, justifica el precio; y otras tiendas que no lo tienen pero por estar en Cadaqués asimilan el precio a sus tiendas vecinas.


Tomar algo en las terrazas situadas al margen del mar es un placer y también lo es comer en alguno de los múltiples restaurantes que vais encontrando y que ya tienen en esta época sus puertas abiertas para recibir a los turistas.

Coronando el casco antiguo está la Iglesia de Santa María de Cadaqués con unas vistas increíbles de los tejados y la rivera marítima del pueblo.


Volvemos a comer a la furgo y disfrutar del relax hasta que un poco de lluvia nos obliga a un poco de lectura en el interior de "la bicha" que acaba convirtiéndose en una siesta bien relajada.


Una vez recuperadas las energías y alejada la lluvia nos decidimos a caminar hacia la zona norte, con nuevos acantilados y nuevas casas en ensueño. A la vuelta descubrimos una terraza en el Hotel Gala, que sería muy visitada los días que nos quedaban por aquí.


Ya sólo nos falta un ingrediente para rematar el día, y es que una salida furgonetera de relax donde no haya un juego, y más si es con la experta Noemí, no es una salida completa. CLICK AQUÍ PARA SABER MÁS.


Amanecer con un día soleado, para mi siempre es un lujo. Si además es en plena playa, el lujo es mayor. Y si además descubres que otras furgos han decidido aparcar y compartir esa maravilla, pues ya es un escándalo.


Sí que es verdad que ese escándalo no le gusta a todo el mundo, y pronto llegaron los forestales para decirnos que no podíamos pernoctar ahí, nos tomaron la matrícula a todos y nos avisaron que esa noche no nos quedásemos o tendríamos multa.....y es que al parecer Cadaqués, es de las poblaciones menos amigas de las furgocamper de la Costa Brava. Nunca entenderé el motivo, pero supongo que unos cuantos intereses económicos de hoteleros debe haber como ingrediente.


Puesto que el sol acompañaba, decidimos tener una mañana bien relajada con la compañía de un pareo, el sol y un buen libro......y cientos de medusas en el agua.
Sólo interrumpimos nuestro plan para acompañarlo de algo para picar y una cerveza y en una segunda ocasión por recibir visitas agradables e ir a tomar café a la maravillosa terraza del cercano (y único) hotel.



Puesto que no podíamos quedarnos en Cadaqués por prescripción de los forestales, nos dirigimos hacia Port de la Selva, para aparcar en una zona habilitada a escasos cien metros de la playa y a unos minutos andando del centro de la población. En esta población también hay un camping, pero no lo usamos puesto que estaba muy alejado de lo que sería la zona de ocio.


Este pueblo del Alt Empordà, hace honor a su nombre con la tradición pesquera y con un puerto que preside buena parte de la población y al que se encara la Iglesia de Santa María de les Neus. 

Nuestra ocupación para esa noche se basó en un paseo por la zona marítima y el descubrimiento del bar Can Pepitu, con un excelente vermut, una cerveza fría, unas buenas tapas y un agradable trato del camarero.


A la mañana siguiente y puesto que el sol seguía sin acompañar, elegimos hacer ruta hacia la población de Monells. Un pequeño pueblo con encanto, construido alrededor de un antiguo castillo del que sólo se conservan las murallas,  y ahora más conocido gracias a ser el escenario de la película Ocho Apellidos Catalanes.


La visita a sus calles es rápida, pero placentera y la mejor opción es acabarla tomando un bocadillo tamaño XL acompañado de alguna cerveza de la zona (por aquello de conocer) en la terraza de los bares de la plaza porticada del pueblo.


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